Los graves conflictos que suscitan a partir de la dinámica industrial, el modelo extractivista y los grandes poderes económicos hacen necesario cuestionar un sistema socio-político que durante décadas fue y es legítimo por gran parte de la sociedad argentina. 
Desde nuestro colectivo de comunicadores, estamos en la tarea de reflexionar y visibilizar en qué país queremos habitar, considerando que este sistema destruye lo primordial de nuestras vidas: la tierra agoniza, el agua se envenena y el suelo se hace desierto. La mercantilización de la naturaleza que subyace bajo el modelo extractivista no sólo atenta contra las especies y ecosistemas “naturales”, sino que destruye territorios en los que se despliegan vínculos sociales, culturas, espacios de vida y salud. A su vez, mientras que los bosques, las selvas y los campos se tornan sitios de muerte, el crecimiento demográfico de las ciudades continúa, generando más hacinamiento, pobreza y desigualdad.
Es urgente repensar el rol del Estado y reconocer la convivencia con más de mil quinientas comunidades indígenas a lo largo del territorio argentino actual. Es ineludible cuestionar esta democracia engañosa e hipotecada para no olvidarnos de nuestro origen, para pensar nuevas formas de habitar la tierra, incluyendo las diversidades y reviendo la historia. Los pueblos originarios con sus resistencias, sus ceremonias, sus sueños, sus memorias familiares y su lengua, respetan sus verdades. Encuentran otras identidades, lazos sociales, vínculos con lo vivo que escapan a una lógica de la destrucción y del consumo. En estas culturas hay otros saberes que brindan nuevos horizontes por fuera del desierto que crece. Es necesario volver a creer en los signos que nos da la naturaleza, es necesario volver a encontrarnos, para al fin, respetarnos.


Colectivo de comunicadores El paso. Fotografías Irupé Tentorio  


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